¿Te has puesto a pensar qué pasaría si un día las abejas simplemente dejaran de existir? Suena un poco aterrador, ¿verdad? Pero la verdad es que sin ellas, el mundo sería un lugar muy diferente… y no para mejor.
Respuesta rápida
No, la vida en la Tierra no desaparecería por completo si las abejas se extinguieran, pero la verdad es que el impacto sería enorme y bastante preocupante. Las abejas son responsables de polinizar cerca del 75% de los cultivos que comemos a diario, además de muchísimas plantas silvestres. Si ellas faltaran, veríamos cómo muchos de nuestros alimentos favoritos, como las manzanas, los tomates o las almendras, empezarían a escasear o incluso desaparecer
Existen otros polinizadores, como mariposas, aves o murciélagos, y ellos seguirían haciendo parte del trabajo. Pero, siendo sinceros, no podrían reemplazar completamente a las abejas. Su ausencia dejaría un vacío difícil de llenar.
Las abejas: Trabajadoras incansables por el planeta
Las abejas no solo hacen miel, que es deliciosa, claro. Lo más importante es que son las encargadas de ayudar a que muchas plantas crezcan y den frutos. Gracias a ellas, podemos disfrutar de manzanas, fresas, almendras, y hasta del algodón que usamos para nuestra ropa. Si las abejas desaparecieran, muchas de estas plantas no podrían reproducirse, y eso significa menos frutas y verduras en nuestras mesas. Imagínate ir al supermercado y ver que faltan tus frutas favoritas… ¡sería una gran tristeza!
Pero no solo sufriríamos los humanos. Muchos animales dependen de esas plantas para alimentarse, y si ellas desaparecen, toda la cadena de la vida se vería afectada. Incluso la producción de leche y carne bajaría porque el ganado también necesita esos cultivos para comer. Es como si quitáramos una pieza fundamental de un juego de dominó: todo empieza a caerse.
Un dato que siempre me sorprende es que una sola abeja puede visitar hasta 5,000 flores en un día. ¡Cinco mil! . Son trabajadoras incansables.
Cuidar a las abejas, un trabajo de todos
Por eso, cuidar a las abejas no es solo tarea de los apicultores o los científicos. Todos podemos poner nuestro granito de arena. Por ejemplo, plantar flores silvestres en el jardín o en una maceta, evitar usar pesticidas que las dañan, o dejarles un platito con agua fresca en los días calurosos. Son detalles pequeños, pero que pueden hacer una gran diferencia.
Las abejas son diminutas, sí, pero su trabajo es enorme. La verdad es que sin ellas, la vida sería mucho más difícil y aburrida. Así que la próxima vez que veas una abeja volando cerca, recuerda todo lo que hace por nosotros… y déjala seguir con su increíble labor.
20 de mayo, Día mundial de la abeja
En un intento de concienciar a toda la población mundial, en 2017 la Asamblea General de las Naciones Unidas decidió establecer el 20 de Mayo como el Día Mundial de la Abeja, precisamente para llamar la atención mundial sobre estos importantísimos insectos y su papel fundamental dentro de nuestro sistema mundial.
Anécdotas curiosas sobre las abejas:
- En cada vuelo de reconocimiento, una abeja puede visitar entre 50 y 100 flores. Para obtener 1 kg de miel, se calcula que una sola abeja tendría que volar 150.000 km.
- El aguijón es un órgano que pertenece únicamente a las abejas hembras.
- Cada colmena tiene un olor específico. Es el mismo olor que tienen las abejas de la misma familia, lo que les facilita reconocerse entre ellas y detectar de inmediato a cualquier visitante indeseado.
- Las abejas son los únicos insectos que producen un alimento que también es comestible para los humanos.
- Las abejas utilizan el sol como método de orientación. Son capaces de ver la luz polarizada y, por lo tanto, siempre pueden identificar la posición del sol, incluso con cielos nublados.
- Las abejas son expertas voladoras. En vuelo, pueden alcanzar hasta 24 km/h y tienen una técnica de aterrizaje extremadamente sofisticada.
- Las abejas realizan particulares vuelos circulares en forma de «ocho». A través de estos bailes, las abejas son capaces de comunicar al resto del enjambre dónde está la fuente de alimento. La danza de las abejas comunica tanto la dirección en la que ir como la distancia del lugar a la colmena.